Hemos decidido hacer este artículo debido a la cantidad de personas que hemos visitado preocupadas por el diagnostico por imagen de una lesión cuando ésta no está relacionada con su sintomatología.
Por raro que parezca hay personas que de manera más o menos casual se le encuentran signos radiológicos compatibles con algún tipo de lesión y aunque la clínica no se relacione con dicha imagen, al final el tratamiento se acaba basando en ella. Por su puesto el tratamiento no tiene éxito.
Trabajando con el ecógrafo en consulta siempre realizamos comparativa del lado supuestamente sano. Para nuestra sorpresa el lado sano a menudo tiene multitud de signos compatibles con lesión pero que no dan ninguna sintomatología.
Estás experiencias nos llevan a pensar que la integridad del tejido por sí sola no tiene porqué provocar ningún síntoma ni alteración de la calidad de vida de la persona. Puedes tener daños latentes en tus tejidos como si fueran volcanes que quizá se despierten algún día o quizás no mientras tú cuerpo los pueda adaptar.
Según esto para nosotros un daño tisular se convierte en lesión y por tanto merece un tratamiento pertinente sólo cuando presenta una sintomatología asociada coherente.
Si hay discrepancias entre la imagen y la sintomatología para nosotros siempre prima la sintomatología.
Una vez solucionado el origen de la sintomatología será interesante ver cómo reacciona el organismo.