Lo característico de los latigazos cervicales es su capacidad sorpresiva. Es decir que la persona no espera recibir un impacto y por ello su musculatura no está alerta y no actúa para proteger a las estructuras del traumatismo indirecto.
Esto hace que la fuerza vaya directamente a la médula espinal produciéndole una lesión que conocemos como SIDERACIÓN. Esta sideración no es ni más ni menos que un intenso bloqueo tisular y funcional que va a quedar como una secuela y que va a tener consecuencias.
Las consecuencias más inmediatas son una pérdida de la movilidad local y de integridad tisular y de función metabólica local. Cómo hemos dicho la sideración es un bloqueo medular, por tanto estamos hablando de sistema nervioso central (SNC) y esto puede tener otro tipo de consecuencias más profundas, distantes e incoherentes. Puede ser que aparezcan dolores, hormigueos en zonas alejadas de la lesión o dolores que aparecen y desaparecen (dolor errático). Puede ser que aparezcan alteraciones de la función nerviosa con síntomas como: ansiedad, insomnio, fatiga o alteraciones de ánimo.
La sideración medular va a tener una traducción vertebral en forma de lesión posicional y por tanto además de la sideración medular (con sus consecuencias) vamos a tener una alteración de la biomecánica vertebral. Si esta posición vertebral no se corrige es imposible que nuestro cuerpo pueda superar esta situación y volver al estado previo al accidente. La historia de estos pacientes es la siguiente:
“…tuve un accidente hace unos años, no me rompí nada y en las radiografías sólo vieron la curva rectificada. Pero desde entonces no dejo de tener molestias, paso épocas mejores y épocas peores pero nunca se me acaba de ir la molestia. “
Los tratamientos locales de fisioterapia tienen un beneficio muy limitado en el tiempo porque no actúan sobre la lesión posicional y mucho menos sobre la sideración.
La osteopatía describe una técnica llamada ajuste específico que está diseñada para este tipo de casos. El ajuste específico pretende reproducir de una manera segura y controlada la fuerza sufrida durante el latigazo cervical pero en sentido contrario. De esta manera actuando sobre la lesión posicional además de mejorar la biomecánica vertebral, actuamos también sobre la sideración medular y sus consecuencias en el sistema nervioso central.
Por otro lado no siempre los accidentes generan sideración medular y lesión posicional. Si de alguna manera la persona se da cuenta de que va a recibir un impacto aunque sea en el último momento, su musculatura se activará aumentando su tono muscular para proteger la medula. En este caso encontraremos seguramente alguna lesión tisular tipo esguince ligamentoso o distensión muscular; en el mejor de los casos una desadaptación estructural, pero no lesión posicional. Estos son los casos que suelen evolucionar correctamente y donde los tratamientos locales habituales tienen buenos resultados.
Por tante delante de un paciente que ha sufrido un latigazo cervical nos tenemos que preguntar si hay lesión posicional o no. Si hay lesión posicional hay que tratar con ajuste específico» si no no conseguiremos que evolucione favorablemente. En cambio si no hay lesión posicional los tratamientos habituales de fisioterapia y/u osteopatía serán suficientes.