LA RESPUESTA ESTÁ EN LA PROPIOCEPCIÓN

 

La propiocepción o sistema propioceptivo es la capacidad que tiene nuestro cerebro de saber la posición exacta de todas las partes de nuestro cuerpo (músculos, tendones, articulaciones…) en cada momento preciso tanto estática como dinámicamente. Esta información se trasmite desde sus estructuras de origen (músculos, tendones o ligamentos sobre todo) a través de vías nerviosas hasta el sistema nervioso central donde se procesa y se genera un respuesta como puede ser el cambio de postura, activación de un músculo o la inhibición de otro. Una alteración en este proceso de transmisión de la información genera una descoordinación motriz o una alteración postural que mantenida en el tiempo puede hacer parecer molestias y lesiones musculoesqueléticas. La causa de esta perdida de propiocepción es lo que se conoce como disfunción miofascial y es el objetivo principal de trabajo del fisioterapeuta en consulta. Dentro de la DMF podemos encontrar entidades tales como lo famosos puntos gatillo, las adherencias tisulares, contracturas o debilidades  musculares. 

Por tanto parte del tratamiento de una lesión debe contemplar la mejora de la propiocepción.

La propiocepción estática nos dará una información sobre la posición de una parte del cuerpo respecto a otra (por ejemplo, el saber cómo tenemos colocada una pierna o un brazo sin necesidad de mirarlo.)

La propiocepción dinámica, por otra parte, nos dará información sobre la presencia y el grado de movimiento en las articulaciones cuando cambiamos de posición (por ejemplo, cuando estamos corriendo y damos la zancada sin estar pendientes de como colocar la pierna)

Además de todo eso, el sistema propioceptivo controla otros factores, como que músculo se contrae en cada movimiento. Aquí un ejemplo: estamos corriendo o jugando al futbol y en una zancada giramos la rodilla más de lo normal. En este momento los ligamentos enviaran una información a nuestro cerebro de que se están estirando más de lo debido, aparecerá dolor y estarán en peligro. Es aquí cuando entra el sistema propioceptivo en funcionamiento y el cerebro envía una orden para contraer el cuádriceps, proteger la rodilla y evitar una lesión.

Una pérdida de propiocepción por si sola no implica directamente una lesión, pero si persiste en el tiempo indirectamente sí que puede ser lesiva debido a la mala calidad de los gestos, coordinación y la postura. 

Es por esto que la propiocepción y el sistema musculoesquelético van tan ligadas, porque una pérdida de propiocepción genera una disfunción musculoesquelética (DFM) y viceversa, una DFM conlleva una pérdida de propiocepción. 

 

Funciones de la propiocepción: 

  • Regular y mantener una postura estable 
  • Coordinar los movimientos
  • Protegernos ante lesiones

 

¿De qué se compone?:

El sistema propioceptivo se compone de receptores que podemos encontrar en diferentes partes de nuestro cuerpo (músculos, ligamentos, tendones y articulaciones)

  • Dentro de los músculos tenemos los husos neuromusculares, que son receptores sensoriales y su función es la de obtener la información de la posición y longitud del musculo y transmitirla al cerebro. Estos husos neuromusculares también tienen una función importante en la regulación de la contracción de los músculos

 

  • Los órganos tendinosos de Golgi son los receptores sensoriales que encontraremos en los tendones y se encargan de medir la tensión desarrollada por el músculo. Básicamente se activan cuando hay una tensión excesiva en el sistema musculoesquelético, sobre todo si es de forma activa.

 

  • Los receptores de la piel, donde sobre todo se encuentran en las extremidades y nos proporcionan información de cómo está el tono muscular y sobre el movimiento, contribuyendo al sentido de la posición.

 

Tratamiento

Una disminución del funcionamiento del sistema propioceptivo se puede tratar tanto con fisioterapia como con osteopatía y consistirá en un trabajo más sensorial y motriz para que el cerebro interprete las sensaciones y tener una buena posición y coordinación de nuestro cuerpo.

En FiO  dividimos el tratamiento en dos, uno más  pasivo que es el que realizamos en consulta sobre la disfunción miofascial, y otro más activo que se puede realizar tanto en consulta como en casa cuyo objetivo será automatizar la el movimiento correcto. 

El objetivo final de cualquier tratamiento propioceptivo será mejorar la fuerza, la estabilidad, la coordinación y la prevención de futuras lesiones.

 

TRATAMIENTO PROPIOCEPTIVO

 

1-TRATAMIENTO PASIVO

 

  • Técnicas FiO de inhibición

 

  1. inhibición local
  2. inhibición posicional
  3. inhibición reciproca
  4. inhibición por desarrollo

 

  • Fisioterapia invasiva:
  1. Punción seca superficial
  2. punción seca profunda

2-TRATAMIETNO ACTIVO

 

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